Temperatura del Planeta Controla Emisiones de CO2, no los Humanos

Las emisiones humanas no controlan el clima o los niveles de CO2 del planeta.

Por Luis R. Miranda
The Real Agenda
05 de agosto 2011

En los últimos días, se reveló que los datos satelitales de la NASA para el año de 2000 hasta el año 2011 muestran que la atmósfera terrestre ha permitido que más de calor sea lanzado al espacio de lo que se presenta por los alarmistas del cambio climático. El último estudio fue publicado en Remote Sensing, un periódico científico leído y evaluado por científicos. Aunque los estudios sobre el cambio climático patrocinados por las Naciones Unidas así como los de otras organizaciones alarmistas nos advirtieron acerca de cómo el calentamiento global aumentaría dramáticamente en los próximos años, el estudio publicado en Remote Sensing demuestra lo contrario. Esto debería al menos dar espacio para que los alarmistas revisen sus números y dejen de decir que “hay consenso”.

Teniendo en cuenta el hecho que más calor se liberó al espacio de lo que se pensaba, las concentraciones de CO2 en la atmósfera parecen ser un factor menos importante cuando se trata del aumento de la temperatura planetaria. La atmósfera atrapa menos CO2 y por ende el planeta se calentaría menos, si seguimos la posición de los alarmistas. Uno de los co-autores del estudio, el Dr. Roy Spencer, de la Universidad de Alabama en Huntsville dice que lo que se denominan datos del mundo real obtenidos del satelite Terra de la NASA contradice anteriores supuestos introducidos en los modelos de los alarmistas. “Las observaciones por satélite indican que hay mucha más energía que se pierde en el espacio durante y después del calentamiento de lo que los modelos climáticos muestran. Existe una enorme discrepancia entre los datos y las previsiones; especialmente en los océanos. “

Junto con el estudio citado anteriormente, llega un nuevo estudio del profesor Murry Salby que es el Presidente de Ciencias Climáticas de la Universidad Macquarie. El profesor Salby observó las proporciones de isótopo de carbón 12 (C12) y carbón 13 (C13), y los niveles de CO2 en todo el mundo durante los últimos dos años. Los resultados de sus observaciones concluyen que las emisiones humanas tienen sólo un efecto pequeño sobre los niveles globales de CO2. Las emisiones humanas no controlan el clima, y tampoco controlan los niveles de CO2. El profesor Salby cuenta el resultado de sus observaciones en un discurso titulado: “Las Emisiones Globales de Dióxido de Carbono: La Contribución de las Fuentes Naturales” Escuche la conferencia del profesor Salby aquí.

Como se ha demostrado anteriormente, los océanos y amplias zonas verdes del planeta emiten más CO2 a la atmósfera que toda la actividad humana. La industrialización emite alrededor de 5 gigatoneladas de CO2 al año, mientras que los océanos emiten 90 gigatoneladas y la vida vegetal en la tierra emite 60 gigatoneladas.

“A menudo se afirma que se puede medir la contribución humana de CO2 a la atmósfera observando la proporción de C12 a C13. La teoría es que las plantas absorben más C12 que C13 (alrededor de 2%, no mucho), por lo que podemos ver el aire y saber que proviene de las plantas y que proviene de los volcanes y que proviene de los combustibles fósiles. Las plantas son ‘deficientes’ en C13, y así, entonces, debe ser nuestro uso de derivados de combustibles fósiles lo que aumenta las emisiones de CO2. La implicación es que, dado que el carbón y el petróleo proviene de la fosilización de plantas y otros materiales orgánicos, que esa “huella de carbono de las plantas” llega a la atmósfera a través del uso que “el ser humano hace de combustibles fósiles”. Pero el asunto no es tan simple. Los humanos emitimos alrededor de 5.5 y las plantas están emitiendo 121,6 cada año (sin contar las plantas del océano). Hay una gran cantidad de carbono moviéndose de ida y vuelta entre los sumideros y las fuentes. Exactamente cuanto sabemos sobre cómo evoluciona la tasa de emisión de CO2 del suelo, por ejemplo? “


Mientras que las mediciones por satélite nos dicen que el planeta elimina más calor del que se creía por los alarmistas del cambio climático, estas observaciones también nos ayudan a localizar los “puntos calientes” de las emisiones de CO2. La “novedad” con las observaciones por satélite es que las grandes ciudades en los países muy industrializados no son parte de los “puntos calientes”. Las principales fuentes de emisiones de CO2 son los lugares con grandes áreas cubiertas de vegetación, como el Amazonas, las zonas tropicales, el sudeste de Asia, y África tropical.

Como muestran los datos, las mayores concentraciones de CO2 se encuentran partes del planeta que por ejemplo experimentan calentamiento debido a fenómenos como la Oscilación El Niño (ENOS). Por el contrario, una menor concentración de CO2 se registra cuando el planeta experimenta una mayor actividad volcánica ya que las nubes de ceniza que los volcanes emiten ayudan a mantener fresco el planeta. Así, durante años más cálidos, los niveles de CO2 eran más pequeños, mientras que en años más fríos las concentraciones eran más grandes. Entonces, la temperatura controla los niveles de CO2 en la atmósfera, no las emisiones humanas.

Los fallidos modelos climáticos generalmente se toman como prueba para argumentar que el planeta está experimentando el calentamiento global o que la actividad humana es responsable del cambio climático. El problema con estos modelos, sin embargo, es el hecho que dichos modelos climáticos son preparados para asumir que las emisiones humanas de CO2, que resultan de la industrialización, son los responsables del calentamiento y el cambio climático. O sea, los modelos comienzan a medir fenómenos como el calentamiento global y el cambio climático basándose en una premisa equivocada. Además, como ha sido bien comprobado, los cambios climáticos se producen a través de siglos o milenios, no décadas o años.

El profesor Salby cree que las variaciones de temperatura explican las diferentes concentraciones de CO2.

Los datos del satélite NASA Terra y otros dados por NOAA y la misma NASA, indican que la humedad atmosférica y la formación de nubes no aumentan en la forma que los modelos de los alarmistas dicen. “Tanto la NASA ERB como los datos del satélite Terra muestran que durante 25 años y contando, las emisiones de dióxido de carbono han, directa e indirectamente, atrapado mucho menos calor que los modelos de los alarmistas dicen”.

Como tercera advertencia al calentamiento global y el debate sobre el cambio climático, llega un artículo del 19 de julio de 2011 de The Register, en el que se revela cómo el jefe de laboratorio líder mundial en física (CERN) localizado en Ginebra, prohibió a sus científicos hablar sobre los resultados de experimentos recientes que demuestran cómo las partículas de energía solar determinan la formación de nubes en nuestro planeta. El experimento con CLOUD (“Cosmics Leaving Outdoor Droplets “) utiliza el sincrotrón de protones del CERN para examinar la nucleación.

El Director general del CERN Rolf-Dieter Heuer intentó atenuar el hecho de que la actividad solar es el principal motor del cambio climático en todo el sistema solar, diciendo que “la radiación cósmica es sólo uno de muchos parámetros.” Heuer agregó que si los resultados fueran publicados, se convertirían en herramientas para el debate político. Y claro, este debate político no sería positivo para personas como él, pues demostraría que el alarmismo por el cambio climático es innecesario e injustificado. De todos modos, si el Sol comienza a aumentar su actividad de repente y amenaza nuestras vidas, lo cual no está sucediendo, no habría mucho que podamos hacer para detenerlo, verdad?

El Experimento de CLOUD se basa en experimentos anteriores realizados por el físico Henrik Svensmark. “Él demostró que los rayos cósmicos proporcionan una semilla para la aparición de nubes. Pequeños cambios en la cubierta de nubes del planeta pueden causar variaciones de temperatura de varios grados. La cantidad de material compuesto por núcleos de condensación ultra finos (UFCN) depende de la cantidad de “llovizna” solar, que varía en función de la intensidad del campo magnético del sol y la fuerza del campo magnético de la Tierra.”

El veterano editor de ciencia, Nigel Calder dice que la política del CERN de permanecer políticamente correcto cuando se trata del calentamiento global o el debate sobre el cambio climático no es sorprendente. Añade que es una ocurrencia común en las organizaciones como el CERN que no quieren hablar de los resultados de los experimentos y las observaciones que no apoyan sus teorías. “Para ellos es normal entrar en “el ámbito eminentemente político del debate sobre el cambio climático” siempre y cuando su resultados avalen que el hombre es responsable por el calentamiento, pero no si son compatibles con la herejía de Svensmark de que el Sol cambia el clima, al influir en el flujo de rayos cósmicos y la formación de nubes.”

Estos tres ejemplos de cómo ciencia sólida reciente demuestra que el movimiento impulsado por alarmistas del calentamiento global ha sido estafado política, intelectual y económicamente ni siquiera considera los infames e-mails de Climategate que mostraron la corrupción de una parte de la comunidad científica. ¿Hay alguna necesidad de pruebas adicionales para refutar el falso alarmismo del calentamiento global? Ciertamente, hay una mayor necesidad de seguir estudiando el clima y sus cambios, sin proponer prácticas insanas como soluciones tales como modificación artificiales del clima empleando armas nucleares para revertir el cambio climático, la fumigación de productos químicos tóxicos para bloquear el sol, la reducción de la población como una forma de reducir las emisiones de CO2, la desindustrialización del planeta para conservarlo para los animales mientras se argumenta que son iguales a nosotros los humanos, la adopción de organismos genéticamente modificados para alimentar al mundo, ya que tiene una huella más pequeña de CO2 y una gran cantidad de otras prácticas dementes que ahora son propuestas por políticos fracasados así como gobiernos y organizaciones globalistas internacionales.

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