Anticuerpos Inducidos por Vacunas No son Necesarios para Combatir Enfermedades
April 7, 2012
POR LUIS MIRANDA | THE REAL AGENDA | 7 ABRIL 2012
Históricamente, el establecimiento médico-farmacéutico ha empujado vacunas como la solución milagrosa para cada problema de salud que los seres humanos enfrentan. Las casas farmacéuticas de llegaron a la conclusión de que las vacunas eran necesarias porque el cuerpo necesita desarrollar los anticuerpos necesarios para combatir enfermedades y las vacunas son la mejor herramienta para garantizar que el sistema inmunológico humano tenga la capacidad de producir estos anticuerpos. Sin embargo, las vacunas son ineficaces, cócteles tóxicos de metales pesados y virus vivos que no sólo no previenen las enfermedades, sino que más bien las causan.
Innumerables estudios – por favor, hagan su propia investigación — han demostrado la relación entre los ingredientes de las vacunas, como el mercurio, escualeno, adyuvantes y condiciones médicas tales como el autismo, el cáncer, las condiciones del sistema nervioso, daño cerebral, y así sucesivamente. Profesionales médicos como Russell Blaylock y Andrew Wakefield han hablado interminablemente acerca de los peligros que suponen las vacunas — como son producidas y administradas — para la salud humana. Pero a pesar de los numerosos estudios y las advertencias de los profesionales de la medicina, las autoridades sanitarias y las compañías farmacéuticas siempre han trabajado al unísono para imponer normas — no leyes — que todos deben ser vacunados por su propio bien.
Aunque la mayoría de las políticas oficiales del gobierno indican que las vacunas están debidamente probadas y monitoreados continuamente por los efectos secundarios y reacciones, la mayoría de las vacunas se prueban y supervisan apenas por los productores de esas vacunas, que envían sus resultados a las autoridades “vigilantes”. Dichas autoridades dan a los fabricantes el visto bueno para producir las vacunas en masa, las cuales más tarde recomiendan y añaden a la lista que cada vez un número mayor de personas se inyectan, especialmente niños, que deben ser inyectados desde el nacimiento.
Sólo que ahora hay un problema, un problema nuevo, para el cartel médico-farmacéutico: El cuerpo humano no necesita anticuerpos inducidos por las vacunas para combatir enfermedades, virus, bacterias u otros agentes patógenos. Nuestro sistema inmune en realidad tiene la capacidad de producir anticuerpos naturales que a su vez funcionan como defensas contra las enfermedades. El sistema inmunológico humano está compuesto por elementos originales y otros que son fabricados por el cuerpo — creados después que una persona nace y crece — que trabajan juntos para mantener el cuerpo a salvo de enfermedades sin la necesidad de productos artificiales, creados en laboratorios. Esto puede venir como una sorpresa para muchos, pero no es algo nuevo para otras personas que con libertad e independencia se educan acerca de cómo prevenir y curar enfermedades.
La pseudociencia que sostiene las políticas de vacunación establece que cuando una persona se inyecta con una vacuna, el sistema inmunológico responde a los ingredientes de la vacuna como si se tratara de un ataque real de un virus o cualquier otro patógeno. El cuerpo responde a este supuesto ataque mediante la creación de anticuerpos para tratarlo. En el futuro, si el virus o el organismo ataca a la persona una vez más, el sistema inmunológico sabe cómo reaccionar y defenderse del ataque. Esto se explica como si el sistema inmunológico “aprende” cómo actuar en caso de una infección. El problema es que el supuesto “aprender” cómo luchar contra la enfermedad es algo que el cuerpo ya sabe cómo hacerlo, es una habilidad natural, como lo es su capacidad para producir anticuerpos. La reacción inducida de la vacuna está realmente alterando la respuesta natural del sistema inmune humano lo que a su vez lo perjudica, pues a lo largo del tiempo, el cuerpo no podrá responder a otros viruses u organismos que pueden causar enfermedades que no sean esos inyectados a través de una vacuna. Este es el caso de la gripe estacional.
El virus de la gripe es un organismo que siempre cambia; que nunca es el mismo. Cuando la gente se inyecta con la vacuna contra la gripe estacional, que contiene la cepa del año pasado, la nueva cepa no tiene ningún problema de penetrar en un sistema inmunológico degradado que no sólo es indefenso frente a ella, sino también incapaz de lidiar con la nueva versión del virus por sí mismo.
Aquí es donde el estudio publicado en la revista Immunity viene muy bien. El estudio muestra que los anticuerpos inducidos por las vacunas no son capaces de luchar contra la enfermedad por sí mismos, una característica que sólo está presente en forma natural en los anticuerpos generados por nuestro sistema inmunológico. Este es el hecho que absolutamente echa por tierra el mito de que las vacunas son necesarias para mantenerse libre de virus o bacterias que pueden causar enfermedades. Como en muchos otros casos, la supuesta teoría científica es sólo eso, teoría. Tal como se menciona en el estudio, las vacunas no ayudan a prevenir o combatir las infecciones. “Nuestros resultados contradicen la visión actual que los anticuerpos creados en respuesta a las vacunas son absolutamente necesarios para sobrevivir a infecciones con virus como el VSV (virus de la estomatitis vesicular), y establecer una función inesperada para las células B como custodios de los macrófagos en la inmunidad antiviral,” dice el Dr. H. von Andrian Uldrich de la Universidad de Harvard Medical School.
El Dr. von Andrian añadió que “será importante diseccionar el papel de los anticuerpos y los interferones en la inmunidad contra los virus similares que atacan el sistema nervioso, como la rabia, el virus del Nilo Occidental y Encefalitis.”
Así que si las vacunas no funcionan como las grandes casas farmacéuticas anuncian, y además son perjudiciales para el sistema inmunológico natural, ¿por qué las agencias gubernamentales siempre recomiendan que todos las utilicen? De acuerdo con el neurocirujano Russell Blaylock, las vacunas inhiben el sistema inmunológico de producir citoquinas de tipo Th2, además de suprimir la inmunidad celular. El resultado es un debilitamiento del sistema inmune que resulta en un cuerpo más débil que serán más vulnerables a enfermarse, pero que también tardan más en recuperarse. Lo que los resultados de este estudio representan es el último clavo en el ataúd de la pseudociencia de las vacuna. Las vacunas han pasado de ser el mejor invento desde la aparición de la rueda, a convertirse en un mal peligroso, pero necesario, a un método ineficaz para combatir enfermedades.
“Por increíble que parezca, nunca se han realizado estudios controlados que comparen una población de pacientes vacunados versus otro grupo de pacientes no vacunados,” dice el Dr. Phillip Incao. La crítica del Dr. Incao está respaldada por muchos profesionales médicos independientes, como el médico Harold Buttram. “Nunca ha habido ningún estudio de esta naturaleza, y al parecer nunca ni siquiera han sido intentados,” dice el Dr. Buttram.
Además de la información anterior, es importante decir que los actuales sistemas obligatorios de vacunación — no existe una ley que obliga legalmente a nadie para tomar una vacuna — en casi todos los países violan el Código de Nuremberg, el conjunto de reglas que todos los profesional de la medicina deben seguir, pero que implementan unos pocos cuando se trata de la utilización de vacunas. Según el Sistema de Información de Efectos Adversos causados por Vacunas (VAERS), hubo al menos 2.142 muertes confirmadas y 3.177 personas con discapacidades permanentes entre 1991 y 2001. Vea Vigilancia Después de la Inmunización. Pero en realidad, las estadísticas completas muestran que las consecuencias son mucho peores. Las muertes ascienden a entre 21.420 – 142.800 muertes, si se tiene en cuenta que sólo el 1,5 a 10% de los eventos adversos son reportados.
De acuerdo con el Instituto Mundial de la Vacuna, las vacunas son responsables de causar enfermedades como el SIDA, Cáncer, Diabetes, pérdidad de audición y visión, hepatitis B, MMR, paperas, polio, rubéola y el autismo, sin que nadie nunca haya demostrado que una sola vacuna curó o ayudó a tratar ninguna enfermedad.
Si tienes curiosidad por saber cuáles son algunos de los ingredientes utilizados en la producción de vacunas — muchos de los cuales se acumulan en tu cuerpo — por favor, se valiente y mira la lista proporcionada por la CDC.
Las vacunas nunca ayudaron a disminuir la incidencia de ninguna enfermedad, y mucho menos a curar a nadie.
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