Biosfera Utiliza 45% a mais CO2 por Ano do que o Estimado

Estes números fazem outro dente grande na teoria amplamente desacreditado que o homem é responsável pelo aquecimento global, como as estimativas anteriores indicavam que a biosfera só consumia 120 bilhões de toneladas de CO2.

Por Luis R. Miranda
The Real Agenda
Setembro 29, 2011

A habilidade das florestas, plantas e solo para usar o dióxido de carbono (CO2) do ar tem sido subestimada de acordo com um estudo publicado quarta-feira na revista Nature. Este fato desafia cálculos anteriores utilizados para estimar a gravidade do problema causado por gases causadores do efeito estufa.

A Floresta Tropical na Costa Rica -- A capacidade das florestas, plantas e o solo para usar o dióxido de carbono (CO2) do ar tem sido subestimada.

Como o mar, a terra é um deposito de carbono, ou uma esponja, que ajuda a absorver o CO2 emitido pela queima de combustíveis fósseis.

A estimativa global utilizada até agora para prever crises potenciais no futuro -especialmente por alarmistas da mudança climática como Al Gore e Christiana Figueres-  é que o solo e a vegetação utilizam 120 milhões de toneladas ou gigatoneladas de carbono a cada ano através do processo natural da fotossíntese.

O novo estudo, publicado na revista Nature, diz que a absorção pode ser entre 25 e 45 por cento maior, ou seja, entre 150-175 gigatoneladas por ano.

Mas muito pouco desse carbono adicional é susceptível de ser armazenado permanentemente no solo, dizem os pesquisadores. Em vez disso, é provável que re-entre na atmosfera pela respiração das plantas na forma de oxigênio, que é o que as plantas emitem como resultado da fotossíntese.

Esta é uma decepção para quem procura uma boa notícia na luta contra as alterações climáticas e o aquecimento global antropogênico.

Quanto mais carbono é seqüestrado no solo e plantas, menos carbono entra na atmosfera, o que ajuda a liberar mais do calor do sol.

A pesquisadora-chefe, Lisa Welp, da Scripps Institution of Oceanography da Universidade da Califórnia San Diego, disse que determinar a captação de carbono anual da biosfera terrestre foi um dos maiores problemas na equação das emissões.

Cientistas estavam confiantes sobre suas estimativas no relacionado ao dióxico de carbono existente na biosfera e é improvável que eles queiram mudar suas estimativas após a novas descobertas, disse ela.

“Mais CO2 é utilizado pelas plantas do que se pensava, mas na verdade este CO2 não fica muito tempo em plantas e no solo”, disse ela em um e-mail enviado a agencia de noticias AFP.

“O excesso de CO2 utilizado na fotossíntese é mais provável que volte para a atmosfera através da respiração.”

A pesquisa analisou os isótopos, ou variações no componente de oxigênio do CO2, usando um banco de dados com amostras da atmosfera com mais de três décadas de informação acumulada.

Estes isótopos são marcadores químicos que indicam o tipo de água com que a molécula tem estado em contacto.

Os pesquisadores analisaram os isótopos cujas concentrações estão associadas com chuvas.

Eles foram surpreendidos pela associação clara entre estes isótopos e El Niño, o fenômeno meteorológico que ocorre frequentemente.

A implicação disso é que o CO2 é rapidamente utilizado pelos ecossistemas terrestres, sugerem os pesquisadores. A partir deste pressuposto vem a estimativa de uma muito maior absorção de dióxido de carbono a cada ano.

Os cientistas não explicam se esta “nova” forma de reciclar o CO2 da atmosfera é uma resposta da biosfera à abundância de CO2, que no passado significava uma biosfera mais rica em vegetação e, como resultado, mais rica em alimentos para os seres que nela habitavam, incluindo os seres humanos.

Suelo y Vegetación Utilizan un 45% más de CO2 por año de lo Estimado

Estos números hace otra abolladura grande en la teoría ampliamente desacreditada de que hombre es responsable por el calentamiento global, ya que las estimaciones anteriores indicaban que la biosfera sólo consumía 120 mil millones de toneladas de CO2.

Por Luis R. Miranda
The Real Agenda
29 de septiembre 2011

La capacidad de los bosques, las plantas y el suelo para usar el dióxido de carbono (CO2) del aire ha sido subestimado, según un estudio publicado el miércoles en la revista científica Nature. Este hecho desafía cálculos previos utilizados para estimar la gravedad del problema causado por los llamados gases de efecto invernadero.

La Selva Tropical en Costa Rica -- La capacidad de los bosques, las plantas y el suelo para aspirar el dióxido de carbono (CO2) del aire ha sido subestimado, según un estudio publicado el miércoles, el cual desafía que el punto de referencia para el cálculo del problema de gases de efecto invernadero.

Como el mar, la tierra es una de “sumidero” de carbono, o una esponja, lo que ayuda a absorber el CO2 que atrapa el calor emitido por la quema de combustibles fósiles.

La estimación general usada hasta ahora para predecir posibles crisis en le futuro -especialmente por los alarmistas del cambio climático como Al Gore y Cristiana Figueres- es que el suelo y la vegetación usan en aproximadamente 120 millones de toneladas, o gigatoneladas de carbono cada año a través del proceso natural de la fotosíntesis.

El nuevo estudio, publicado en la revista científica Nature, dice que la absorción puede ser entre 25 y 45 por ciento, o sea,  150-175 gigatoneladas por año.

Pero muy poco de este carbono adicional es probable que se almacene de forma permanente en la planta, dicen los investigadores. En cambio, es probable que vuelva a entrar en la atmósfera por la respiración de las plantas en forma de oxígeno, que es lo que las plantas emiten como consecuencia de su fotosíntesis.

Esta es una decepción para aquellos que buscan una buena noticia en la lucha contra el cambio climático y el supuesto calentamiento global antropogénico.

Cuanto más carbono es secuestrado en el suelo y las plantas, menos carbono entra en la atmósfera, donde ayudaría a atrapar el calor del sol.

La investigadora principal del estudio, Lisa Welp, de la Institución Scripps de Oceanografía en la Universidad de California en San Diego, dijo que averiguar la absorción anual de carbono de la biosfera terrestre había sido uno de los mayores problemas en la ecuación de las emisiones.

Actualmente, científicos confía en las estimaciones actuales sobre la utilización que la biosfera hace del dióxico de carbono en la tierra y es improbable que haya un gran cambio a raíz de los nuevos hallazgos, dijo.

“Más CO2 es utilizado por las plantas de lo que se pensaba, y en realidad este no se queda dentro de ellas por mucho tiempo”, dijo en el intercambio de correo electrónico con la AFP.

“El exceso de CO2 usado durante la fotosíntesis es más probable que regrese de vuelta a la atmósfera a través de la respiración.”

La investigación analizó los isótopos, o las variaciones en el componente de oxígeno de CO2, utilizando un banco de datos de muestreo de la atmósfera con más de tres décadas de información acumulada.

Estos isótopos son un marcador químico, lo que indica el tipo de agua con la que la molécula ha entrado en contacto.

Los investigadores analizaron los isótopos cuyas concentraciones están relacionadas con las lluvias.

Ellos fueron sorprendidos por la clara asociación entre estos isótopos y el fenómeno de El Niño, el fenómeno del tiempo que ocurre frecuentemente.

La implicación de esto es que el CO2 es rápidamente utilizado por los ecosistemas terrestres, sugieren los investigadores. A partir de ese supuesto viene la estimación mucho más alta de absorción de dióxido de carbono cada año.

Los científicos no explican si esta “nueva” forma de reciclar el CO2 en el ambiente es una respuesta de la biosfera a la abundancia de CO2, lo cual, en épocas pasadas, significó una biosfera mas rica en vegetación y como consecuencia de esto, la existencia de más de alimento para los seres que la habitan, incluyendo los humanos.

Soil and Vegetation use 45% more CO2 per year than previously thought

These number makes another large dent in the widely debunked theory of man-made global warming as previous estimates stated that the biosphere only consumed 120 billion tonnes.

AFP
September 29, 2011

AFP – The ability of forests, plants and soil to suck carbon dioxide (CO2) from the air has been under-estimated, according to a study on Wednesday that challenges a benchmark for calculating the greenhouse-gas problem.

The ability of forests, plants and soil to suck carbon dioxide (CO2) from the air has been under-estimated, according to a study on Wednesday that challenges a benchmark for calculating the greenhouse-gas problem.

Like the sea, the land is a carbon “sink”, or sponge, helping to absorb heat-trapping CO2 disgorged by the burning of fossil fuels.

A conventional estimate is that soil and vegetation take in roughly 120 billion tonnes, or gigatonnes, of carbon each year through the natural process of photosynthesis.

The new study, published in the science journal Nature, says the uptake could be 25-45 percent higher, to 150-175 gigatonnes per year.

But relatively little of this extra carbon is likely to be stored permanently in the plant, say the researchers. Instead, it is likely to re-enter the atmosphere through plant respiration.

This will be a disappointment for those looking for some good news in the fight against climate change.

The more carbon is sequestered in the land, the less carbon enters the atmosphere, where it helps to trap heat from the Sun.

Lead researcher Lisa Welp, of the Scripps Institution of Oceanography in the University of California at San Diego, said figuring out the annual carbon uptake from the terrestrial biosphere had been one of the biggest problems in the emissions equation.

Scientists, though, were confident about current estimates for carbon sequestration in land and this was unlikely to change much in the light of the new findings, she said.

“More CO2 is passing through plants (than thought), not that it actually stays there very long,” she said in email exchange with AFP.

“The extra CO2 taken up as photosynthesis is most likely returned right back to the atmosphere via respiration.”

The research looked at isotopes, or variations, in the oxygen component of CO2, using a databank of atmospheric sampling going back three decades.

These isotopes are a chemical tag, indicating the kind of water the molecule has come into contact with.

The researchers looked at isotopes whose concentrations are linked to rainfall.

They were struck by a clear association between these isotopes and El Nino, the weather cycle which occurs in pendulum swings every few years or so.

The implication from this is that CO2 is swiftly cycled through land ecosystems, the researchers suggest. From that assumption comes the far higher estimate of annual carbon uptake.

Temperatura del Planeta Controla Emisiones de CO2, no los Humanos

Las emisiones humanas no controlan el clima o los niveles de CO2 del planeta.

Por Luis R. Miranda
The Real Agenda
05 de agosto 2011

En los últimos días, se reveló que los datos satelitales de la NASA para el año de 2000 hasta el año 2011 muestran que la atmósfera terrestre ha permitido que más de calor sea lanzado al espacio de lo que se presenta por los alarmistas del cambio climático. El último estudio fue publicado en Remote Sensing, un periódico científico leído y evaluado por científicos. Aunque los estudios sobre el cambio climático patrocinados por las Naciones Unidas así como los de otras organizaciones alarmistas nos advirtieron acerca de cómo el calentamiento global aumentaría dramáticamente en los próximos años, el estudio publicado en Remote Sensing demuestra lo contrario. Esto debería al menos dar espacio para que los alarmistas revisen sus números y dejen de decir que “hay consenso”.

Teniendo en cuenta el hecho que más calor se liberó al espacio de lo que se pensaba, las concentraciones de CO2 en la atmósfera parecen ser un factor menos importante cuando se trata del aumento de la temperatura planetaria. La atmósfera atrapa menos CO2 y por ende el planeta se calentaría menos, si seguimos la posición de los alarmistas. Uno de los co-autores del estudio, el Dr. Roy Spencer, de la Universidad de Alabama en Huntsville dice que lo que se denominan datos del mundo real obtenidos del satelite Terra de la NASA contradice anteriores supuestos introducidos en los modelos de los alarmistas. “Las observaciones por satélite indican que hay mucha más energía que se pierde en el espacio durante y después del calentamiento de lo que los modelos climáticos muestran. Existe una enorme discrepancia entre los datos y las previsiones; especialmente en los océanos. “

Junto con el estudio citado anteriormente, llega un nuevo estudio del profesor Murry Salby que es el Presidente de Ciencias Climáticas de la Universidad Macquarie. El profesor Salby observó las proporciones de isótopo de carbón 12 (C12) y carbón 13 (C13), y los niveles de CO2 en todo el mundo durante los últimos dos años. Los resultados de sus observaciones concluyen que las emisiones humanas tienen sólo un efecto pequeño sobre los niveles globales de CO2. Las emisiones humanas no controlan el clima, y tampoco controlan los niveles de CO2. El profesor Salby cuenta el resultado de sus observaciones en un discurso titulado: “Las Emisiones Globales de Dióxido de Carbono: La Contribución de las Fuentes Naturales” Escuche la conferencia del profesor Salby aquí.

Como se ha demostrado anteriormente, los océanos y amplias zonas verdes del planeta emiten más CO2 a la atmósfera que toda la actividad humana. La industrialización emite alrededor de 5 gigatoneladas de CO2 al año, mientras que los océanos emiten 90 gigatoneladas y la vida vegetal en la tierra emite 60 gigatoneladas.

“A menudo se afirma que se puede medir la contribución humana de CO2 a la atmósfera observando la proporción de C12 a C13. La teoría es que las plantas absorben más C12 que C13 (alrededor de 2%, no mucho), por lo que podemos ver el aire y saber que proviene de las plantas y que proviene de los volcanes y que proviene de los combustibles fósiles. Las plantas son ‘deficientes’ en C13, y así, entonces, debe ser nuestro uso de derivados de combustibles fósiles lo que aumenta las emisiones de CO2. La implicación es que, dado que el carbón y el petróleo proviene de la fosilización de plantas y otros materiales orgánicos, que esa “huella de carbono de las plantas” llega a la atmósfera a través del uso que “el ser humano hace de combustibles fósiles”. Pero el asunto no es tan simple. Los humanos emitimos alrededor de 5.5 y las plantas están emitiendo 121,6 cada año (sin contar las plantas del océano). Hay una gran cantidad de carbono moviéndose de ida y vuelta entre los sumideros y las fuentes. Exactamente cuanto sabemos sobre cómo evoluciona la tasa de emisión de CO2 del suelo, por ejemplo? “


Mientras que las mediciones por satélite nos dicen que el planeta elimina más calor del que se creía por los alarmistas del cambio climático, estas observaciones también nos ayudan a localizar los “puntos calientes” de las emisiones de CO2. La “novedad” con las observaciones por satélite es que las grandes ciudades en los países muy industrializados no son parte de los “puntos calientes”. Las principales fuentes de emisiones de CO2 son los lugares con grandes áreas cubiertas de vegetación, como el Amazonas, las zonas tropicales, el sudeste de Asia, y África tropical.

Como muestran los datos, las mayores concentraciones de CO2 se encuentran partes del planeta que por ejemplo experimentan calentamiento debido a fenómenos como la Oscilación El Niño (ENOS). Por el contrario, una menor concentración de CO2 se registra cuando el planeta experimenta una mayor actividad volcánica ya que las nubes de ceniza que los volcanes emiten ayudan a mantener fresco el planeta. Así, durante años más cálidos, los niveles de CO2 eran más pequeños, mientras que en años más fríos las concentraciones eran más grandes. Entonces, la temperatura controla los niveles de CO2 en la atmósfera, no las emisiones humanas.

Los fallidos modelos climáticos generalmente se toman como prueba para argumentar que el planeta está experimentando el calentamiento global o que la actividad humana es responsable del cambio climático. El problema con estos modelos, sin embargo, es el hecho que dichos modelos climáticos son preparados para asumir que las emisiones humanas de CO2, que resultan de la industrialización, son los responsables del calentamiento y el cambio climático. O sea, los modelos comienzan a medir fenómenos como el calentamiento global y el cambio climático basándose en una premisa equivocada. Además, como ha sido bien comprobado, los cambios climáticos se producen a través de siglos o milenios, no décadas o años.

El profesor Salby cree que las variaciones de temperatura explican las diferentes concentraciones de CO2.

Los datos del satélite NASA Terra y otros dados por NOAA y la misma NASA, indican que la humedad atmosférica y la formación de nubes no aumentan en la forma que los modelos de los alarmistas dicen. “Tanto la NASA ERB como los datos del satélite Terra muestran que durante 25 años y contando, las emisiones de dióxido de carbono han, directa e indirectamente, atrapado mucho menos calor que los modelos de los alarmistas dicen”.

Como tercera advertencia al calentamiento global y el debate sobre el cambio climático, llega un artículo del 19 de julio de 2011 de The Register, en el que se revela cómo el jefe de laboratorio líder mundial en física (CERN) localizado en Ginebra, prohibió a sus científicos hablar sobre los resultados de experimentos recientes que demuestran cómo las partículas de energía solar determinan la formación de nubes en nuestro planeta. El experimento con CLOUD (“Cosmics Leaving Outdoor Droplets “) utiliza el sincrotrón de protones del CERN para examinar la nucleación.

El Director general del CERN Rolf-Dieter Heuer intentó atenuar el hecho de que la actividad solar es el principal motor del cambio climático en todo el sistema solar, diciendo que “la radiación cósmica es sólo uno de muchos parámetros.” Heuer agregó que si los resultados fueran publicados, se convertirían en herramientas para el debate político. Y claro, este debate político no sería positivo para personas como él, pues demostraría que el alarmismo por el cambio climático es innecesario e injustificado. De todos modos, si el Sol comienza a aumentar su actividad de repente y amenaza nuestras vidas, lo cual no está sucediendo, no habría mucho que podamos hacer para detenerlo, verdad?

El Experimento de CLOUD se basa en experimentos anteriores realizados por el físico Henrik Svensmark. “Él demostró que los rayos cósmicos proporcionan una semilla para la aparición de nubes. Pequeños cambios en la cubierta de nubes del planeta pueden causar variaciones de temperatura de varios grados. La cantidad de material compuesto por núcleos de condensación ultra finos (UFCN) depende de la cantidad de “llovizna” solar, que varía en función de la intensidad del campo magnético del sol y la fuerza del campo magnético de la Tierra.”

El veterano editor de ciencia, Nigel Calder dice que la política del CERN de permanecer políticamente correcto cuando se trata del calentamiento global o el debate sobre el cambio climático no es sorprendente. Añade que es una ocurrencia común en las organizaciones como el CERN que no quieren hablar de los resultados de los experimentos y las observaciones que no apoyan sus teorías. “Para ellos es normal entrar en “el ámbito eminentemente político del debate sobre el cambio climático” siempre y cuando su resultados avalen que el hombre es responsable por el calentamiento, pero no si son compatibles con la herejía de Svensmark de que el Sol cambia el clima, al influir en el flujo de rayos cósmicos y la formación de nubes.”

Estos tres ejemplos de cómo ciencia sólida reciente demuestra que el movimiento impulsado por alarmistas del calentamiento global ha sido estafado política, intelectual y económicamente ni siquiera considera los infames e-mails de Climategate que mostraron la corrupción de una parte de la comunidad científica. ¿Hay alguna necesidad de pruebas adicionales para refutar el falso alarmismo del calentamiento global? Ciertamente, hay una mayor necesidad de seguir estudiando el clima y sus cambios, sin proponer prácticas insanas como soluciones tales como modificación artificiales del clima empleando armas nucleares para revertir el cambio climático, la fumigación de productos químicos tóxicos para bloquear el sol, la reducción de la población como una forma de reducir las emisiones de CO2, la desindustrialización del planeta para conservarlo para los animales mientras se argumenta que son iguales a nosotros los humanos, la adopción de organismos genéticamente modificados para alimentar al mundo, ya que tiene una huella más pequeña de CO2 y una gran cantidad de otras prácticas dementes que ahora son propuestas por políticos fracasados así como gobiernos y organizaciones globalistas internacionales.

Climate Sensitivity Reconsidered Part 1

A special report from Christopher Monckton of Brenchley for all Climate Alarmists, Consensus Theorists and Anthropogenic Global Warming Supporters

January 20, 2011

Abstract

The Intergovernmental Panel on Climate Change (IPCC, 2007) concluded that anthropogenic CO2 emissions probably
caused more than half of the “global warming” of the past 50 years and would cause further rapid warming. However,
global mean surface temperature TS has not risen since 1998 and may have fallen since late 2001. The present analysis
suggests that the failure of the IPCC’s models to predict this and many other climatic phenomena arises from defects in its
evaluation of the three factors whose product is climate sensitivity:

1) Radiative forcing ΔF;
2) The no-feedbacks climate sensitivity parameter κ; and
3) The feedback multiplier f.
Some reasons why the IPCC’s estimates may be excessive and unsafe are explained. More importantly, the conclusion is
that, perhaps, there is no “climate crisis”, and that currently-fashionable efforts by governments to reduce anthropogenic
CO2 emissions are pointless, may be ill-conceived, and could even be harmful.

The context

LOBALLY-AVERAGED land and sea surface absolute temperature TS has not risen since 1998 (Hadley Center; US National Climatic Data Center; University of Alabama at Huntsville; etc.). For almost seven years, TS may even have fallen (Figure 1). There may be no new peak until 2015 (Keenlyside et al., 2008).

The models heavily relied upon by the Intergovernmental Panel on Climate Change (IPCC) had not projected this multidecadal stasis in “global warming”; nor (until trained ex post facto) the fall in TS from 1940-1975; nor 50 years’ cooling in Antarctica (Doran et al., 2002) and the Arctic (Soon, 2005); nor the absence of ocean warming since 2003 (Lyman et al., 2006; Gouretski & Koltermann, 2007); nor the onset, duration, or intensity of the Madden-Julian intraseasonal oscillation, the Quasi-Biennial Oscillation in the tropical stratosphere, El Nino/La Nina oscillations, the Atlantic Multidecadal Oscillation, or the Pacific Decadal Oscillation that has recently transited from its warming to its cooling phase (oceanic oscillations which, on their own, may account for all of the observed warmings and coolings over the past half-century: Tsonis et al., 2007); nor the magnitude nor duration of multicentury events such as the Medieval Warm Period or the Little Ice Age; nor the cessation since 2000 of the previously-observed growth in atmospheric methane concentration (IPCC, 2007); nor the active 2004 hurricane season; nor the inactive subsequent seasons; nor the UK flooding of 2007 (the Met Office had forecast a summer of prolonged droughts only six weeks previously); nor the solar Grand Maximum of the past 70 years, during which the Sun was more active, for longer, than at almost any
similar period in the past 11,400 years (Hathaway, 2004; Solanki et al., 2005); nor the consequent surface “global warming” on Mars, Jupiter, Neptune’s largest moon, and even distant Pluto; nor the eerily- continuing 2006 solar minimum; nor the consequent, precipitate decline of ~0.8 °C in TS from January 2007 to May 2008 that has canceled out almost all of the observed warming of the 20th century.

Figure 1
Mean global surface temperature anomalies (°C), 2001-2008


An early projection of the trend in TS in response to “global warming” was that of Hansen (1988), amplifying Hansen (1984) on quantification of climate sensitivity. In 1988, Hansen showed Congress a graph projecting rapid increases in TS to 2020 through “global warming” (Fig. 2):

Figure 2
Global temperature projections and outturns, 1988-2020


To what extent, then, has humankind warmed the world, and how much warmer will the world become if the current rate of increase in anthropogenic CO2 emissions continues? Estimating “climate sensitivity” – the magnitude of the change in TS after doubling CO2 concentration from the pre-industrial 278 parts per million to ~550 ppm – is the central question in the scientific debate about the climate. The official answer is given in IPCC (2007):

“It is very likely that anthropogenic greenhouse gas increases caused most of the observed increase in [TS] since the mid-20th century. … The equilibrium global average warming expected if carbon dioxide concentrations were to be sustained at 550 ppm is likely to be in the range 2-4.5 °C above pre-industrial values, with a best estimate of about 3 °C.”

Here as elsewhere the IPCC assigns a 90% confidence interval to “very likely”, rather than the customary 95% (two standard deviations). There is no good statistical basis for any such quantification, for the object to which it is applied is, in the formal sense, chaotic. The climate is “a complex, nonlinear, chaotic object” that defies long-run prediction of its future states (IPCC, 2001), unless the initial state of its millions of variables is known to a precision that is in practice unattainable, as Lorenz (1963; and see Giorgi, 2005) concluded in the celebrated paper that founded chaos theory –
“Prediction of the sufficiently distant future is impossible by any method, unless the present conditions are known exactly. In view of the inevitable inaccuracy and incompleteness of weather observations, precise, very-long-range weather forecasting would seem to be nonexistent.”  The Summary for Policymakers in IPCC (2007) says –“The CO2 radiative forcing increased by 20% in the last 10 years (1995-2005).”

Natural or anthropogenic CO2 in the atmosphere induces a “radiative forcing” ΔF, defined by IPCC (2001: ch.6.1) as a change in net (down minus up) radiant-energy flux at the tropopause in response to a perturbation. Aggregate forcing is natural (pre-1750) plus anthropogenic-era (post-1750) forcing. At 1990, aggregate forcing from CO2 concentration was ~27 W m–2 (Kiehl & Trenberth, 1997). From 1995-2005, CO2 concentration rose 5%, from 360 to 378 W m–2, with a consequent increase in aggregate forcing (from Eqn. 3 below) of ~0.26 W m–2, or <1%. That is one-twentieth of the value
stated by the IPCC. The absence of any definition of “radiative forcing” in the 2007 Summary led many to believe that the aggregate (as opposed to anthropogenic) effect of CO2 on TS had increased by 20% in 10 years. The IPCC – despite requests for correction – retained this confusing statement in its report.  Such solecisms throughout the IPCC’s assessment reports (including the insertion, after the scientists had completed their final draft, of a table in which four decimal points had been right-shifted so as to multiply tenfold the observed contribution of ice-sheets and glaciers to sea-level rise), combined with a heavy reliance upon computer models unskilled even in short-term projection, with initial values of key
variables unmeasurable and unknown, with advancement of multiple, untestable, non-Popperfalsifiable theories, with a quantitative assignment of unduly high statistical confidence levels to nonquantitative statements that are ineluctably subject to very large uncertainties, and, above all, with the now-prolonged failure of TS to rise as predicted (Figures 1, 2), raise questions about the reliability and hence policy-relevance of the IPCC’s central projections.

Dr. Rajendra Pachauri, chairman of the UN Intergovernmental Panel on Climate Change (IPCC), has recently said that the IPCC’s evaluation of climate sensitivity must now be revisited. This paper is a respectful contribution to that re-examination.

The IPCC’s method of evaluating climate sensitivity

We begin with an outline of the IPCC’s method of evaluating climate sensitivity. For clarity we will concentrate on central estimates. The IPCC defines climate sensitivity as equilibrium temperature change ΔTλ in response to all anthropogenic-era radiative forcings and consequent “temperature feedbacks” – further changes in TS that occur because TS has already changed in response to a forcing – arising in response to the doubling of pre-industrial CO2 concentration (expected later this century).  ΔTλ is, at its simplest, the product of three factors: the sum ΔF2x of all anthropogenic-era radiative forcings at CO2 doubling; the base or “no-feedbacks” climate sensitivity parameter κ; and the feedback
multiplier f, such that the final or “with-feedbacks” climate sensitivity parameter λ = κ f. Thus –

ΔTλ = ΔF2x κ f = ΔF2x λ, (1)
where f = (1 – bκ)–1, (2)

such that b is the sum of all climate-relevant temperature feedbacks. The definition of f in Eqn. (2) will be explained later. We now describe seriatim each of the three factors in ΔTλ: namely, ΔF2x, κ, and f.

1. Radiative forcing ΔFCO2, where (C/C0) is a proportionate increase in CO2 concentration, is given by several formulae in IPCC (2001, 2007). The simplest, following Myrhe (1998), is Eqn. (3) –

ΔFCO2 ≈ 5.35 ln(C/C0) ==> ΔF2xCO2 ≈ 5.35 ln 2 ≈ 3.708 W m–2. (3)

To ΔF2xCO2 is added the slightly net-negative sum of all other anthropogenic-era radiative forcings, calculated from IPCC values (Table 1), to obtain total anthropogenic-era radiative forcing ΔF2x at CO2 doubling (Eqn. 3). Note that forcings occurring in the anthropogenic era may not be anthropogenic.

Table 1
Evaluation of ΔF2x from the IPCC’s anthropogenic-era forcings


From the anthropogenic-era forcings summarized in Table 1, we obtain the first of the three factors –
ΔF2x ≈ 3.405 Wm–2. (4)

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